lunes, diciembre 21, 2009

WINCHESTER.



Las señales que nos indicaban el camino correcto.





La estatua que preside la entrada, detrás de ella hay una colina verde que la niebla nos impidió descubrir hasta el final de nuestra visita, y ¡fue todo un acontecimiento para mí!.




Y como podeis comprobar, no era yo la única castellonera por aquellos parajes...



Después de dejar a Pedro en su misión imposible, Fernando y yo nos fuimos camino de Winchester. Esquivando la autovía y perdiéndonos por preciosos caminos rurales, disfrutamos de la famosa campiña inglesa y de las bonitas casitas de campo que eran una verdadera envidia.

Winchester, la antigua capital, conserva en el ambiente y en la arquitectura de sus edificios, un inconfudible diseño medieval.

Empezamos la visita callejeando por la zona más céntrica, para continuar perdiéndonos por uno de sus mercados de frutas, verduras y flores, muchas flores naturales.

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